Usar gafas premontadas es perjudicial para la visión

Las gafas premontadas son gafas listas para usar, que generalmente se compran en farmacias o tiendas minoristas. Pueden ser más baratas que un par de gafas personalizadas hechas a medida, ya que van a estar hechas con materiales de calidad menor y usando diferentes técnicas de montaje. Estas gafas pueden ser una solución para una necesidad temporal, puesto que no son tan duraderas como un par de gafas personalizadas.

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Las gafas premontadas son ideales para personas que desean agilizar el proceso de compra de un par de gafas, ya que se encuentran prearmadas con lentes y una montura. Sin embargo, el inconveniente es que como las gafas premontadas están hechas en masa, no se pueden ajustar a las necesidades exactas. Esto significa que la montura, las lentes o ambas pueden no ser adecuadas para la presbicia, astigmatismo, o cualquier otra condición visual.

Las gafas normales son hechas para adaptarse a los requerimientos personales de cada usuario, permitiendo que las lentes y la montura estén preparadas exactamente para los requerimientos de visión específicos que tenga el paciente.

Esto significa que al prescindir de las gafas premontadas y optar por unas gafas de calidad, recibirá un ajuste personalizado de la montura y los cristales le ofrecerán una visión clara y cómoda. Las gafas premontadas están fabricadas con monturas estándar y con materiales de menor calidad, por lo que proporcionarán un ajuste inadecuado, lo que podría provocar una distorsión de la imagen o inclusive provocar cansancio visual.

Los malos hábitos de usar gafas sin receta médica adquiridas en centros ópticos pueden tener repercusiones graves para la salud visual.

Algunos problemas incluyen:

1. Usar gafas con una prescripción incorrecta. Las gafas con receta son adaptadas específicamente a la pérdida visual de una persona y exigen una medición precisa para seleccionar la lente adecuada. Si se usan gafas sin receta para intentar «arreglar» la visión, es posible que tengan una potencia erronea o un índice de refracción equivocado. Esto podría resultar en una visión borrosa y disminuida, así como dificultades para leer, conducir y realizar otras actividades cotidianas.

2. Usar gafas con deficientes protecciones UVA y UVB. Las gafas de calidad proporcionan protección adecuada de los rayos UV. Al usar gafas sin receta no se puede estar seguro de esta protección. Esto puede empeorar los problemas de salud ocular asociados con la exposición a la radiación ultravioleta, que incluyen cataratas, conjuntivitis, cáncer de ojos y el envejecimiento prematuro de la córnea.

3. Utilizar un diseño inadecuado. Las monturas y los bisagras de las gafas sin receta no son necesariamente diseñadas para proporcionar una buena adherencia a la cara, y tampoco suelen ofrecer la suficiente capacidad para mejorar los campos visuales. Esto puede afectar seriamente la funcionalidad de las gafas y la seguridad de sus usuarios.

Por tanto, es esencial que las gafas se adquieran en centros ópticos certificados. Un buen especialista optométrico ayudará a seleccionar la prescripción correcta, al igual que una montura adecuada que permita una visión clara y segura.

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