En La Gafería, esta semana, queremos hablarte de la retinosis pigmentaria, una enfermedad que afecta a la retina. La retina es una membrana que se sitúa al fondo del ojo, en la cual se localizan los conos y los bastones que son células encargadas de enviar al cerebro la información visual, es decir las formas y los colores. Si la retina no funciona bien, la capacidad visual disminuye.
La retinosis pigmentaria afecta a unas 15.000 personas en nuestro país. Tiene un origen genético en más de la mitad de los casos y, en los estadios más graves, puede producir baja visión o ceguera.
Las personas que padecen retinosis pigmentaria sufren una degeneración progresiva de los bastones, células que son especialmente sensibles a los cambios de luz y se encargan de permitir la visión en condiciones de poca luminosidad.
Los primeros síntomas de esta enfermedad suelen aparecer entre los 10 y los 19 años de edad. Lo que suele ocurrir es que el niño o adolescente tiene dificultades para ver bien de noche o cuando hay poca luz.
En los primeros estadios, esta patología visual ocasiona ceguera nocturna, es decir, problemas para adaptarse a la oscuridad, a medida que avanza la enfermedad el campo visual se reduce progresivamente dando lugar a lo que se conoce como visión en túnel, que obliga al enfermo a girar la cabeza con frecuencia para poder tener una visión del entorno global. En las etapas más avanzadas de la enfermedad aparecen destellos de luz y problemas para la percepción de los colores pudiendo llegar a la pérdida total de visión.
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