La retina se encuentra en la parte posterior del globo ocular y se caracteriza por su sensibilidad a la luz. Para que seamos capaces de ver con nitidez los objetos que nos rodean a diferentes distancias, es fundamental que los rayos de luz que entran a través del orificio situado en el centro del ojo (pupila), se unan o converjan en la retina. Esta fina capa que recubre el fondo del ojo tiene una alta sensibilidad. Su misión es convertir estas imágenes en señales eléctricas y enviarlas al cerebro a través del nervio óptico. Para que nos entendamos, actúa como la película de una cámara fotográfica analógica.
El nombre retina es el diminutivo de la palabra en latín rete, que significa red. Fue descubierta por Herófilo de Calcedonia, que la describió precisamente como una pequeña red. A fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, el español Santiago Ramón y Cajal hizo cortes histológicos de la retina y describió los principales tipos de células que la componen.
La retina está compuesta de varias partes y cada una de ellas tiene una función diferente. Las más conocidas son:
- La mácula. En esta zona se encuentran situadas las células fotorreceptoras: conos y bastones. Los bastones, células especialmente sensibles a los cambios de luz, son los encargados de permitir la visión en condiciones de poca luminosidad. Los conos, por su parte, tienen la misión de recoger la información sobre los colores. Por su tonalidad anaranjada, la mácula también se conoce como “mácula lútea”.
- La fóvea. Es una pequeña hendidura de la retina, que se encuentra localizada en la parte central de la mácula y contiene una concentración muy elevada de conos (unos 6-7 millones) y ningún bastón. Dependiendo de los colores que son capaces de captar, los conos pueden ser de tres tipos: los que perciben colores de longitudes de onda cortas (azules y violetas), los que perciben colores de longitudes de onda medias (verdes y amarillos) y los que perciben colores de longitudes de onda largas (rojos y anaranjados).
- La papila. Es la parte de la retina que se encuentra en contacto con el nervio óptico, el canal a través del cual llegan las imágenes recogidas por la retina al cerebro, donde son interpretadas y convertidas a imágenes. La papila de la retina también recibe el nombre de disco óptico.
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